NFTs y blockchain en el arte mexicano: ¿moda pasajera o nueva forma de independencia artística?

Durante los últimos años, el mundo del arte ha presenciado un cambio radical: obras que no existen físicamente, sino en la cadena de bloques. Piezas digitales vendidas en criptomonedas, galerías virtuales, y artistas que firman su autenticidad con un código.
En medio de ese universo descentralizado, México también está experimentando su propio despertar digital.

Aunque el boom mediático de los NFTs pareció desvanecerse, muchos artistas mexicanos siguen explorando este terreno con una intención distinta: no la especulación, sino la independencia.

Del estudio al blockchain

En un país donde el arte aún depende en gran parte de intermediarios —galerías, ferias o curadores—, el blockchain ofrece una alternativa poderosa: el artista como su propio sistema económico y curatorial.
La tecnología permite registrar, vender y rastrear obras sin intermediarios, asegurando tanto la autoría como las regalías por futuras reventas.

Artistas digitales, ilustradores y creadores visuales mexicanos han comenzado a usar la cadena de bloques como extensión de su libertad creativa, no solo como un espacio de exhibición.
En plataformas como Foundation, Objkt o SuperRare, se puede encontrar desde reinterpretaciones del muralismo en 3D hasta collages digitales que dialogan con la estética prehispánica o la cultura popular.

¿Arte o algoritmo?

El debate no ha sido sencillo. Para muchos, el arte NFT fue sinónimo de burbuja financiera; para otros, una democratización del arte global.
En México, donde la brecha tecnológica aún pesa, los artistas que incursionan en blockchain enfrentan el reto de la accesibilidad y la educación digital, pero también la oportunidad de conectar con comunidades internacionales sin salir de su taller.

Lo interesante es que, lejos de tratarse de una moda, la conversación se ha desplazado hacia un punto más profundo:
¿Qué significa ser artista en la era digital?
¿Puede una obra ser “mexicana” si no está hecha de pigmentos, barro o papel amate, sino de código?

Independencia como bandera

Más allá de la especulación y las tendencias, el arte en blockchain está abriendo caminos para una generación de creadores que busca independencia, transparencia y comunidad.
Es la misma raíz de rebeldía y autogestión que ha movido al arte mexicano desde siempre, solo que ahora se escribe con algoritmos en lugar de pinceles.

En ese sentido, los NFTs y el blockchain no son el fin del arte tradicional, sino otra forma de manifestar lo mismo que siempre ha definido al arte mexicano: la resistencia, la creatividad y la búsqueda de libertad.

Conclusión

Quizá el hype pase, pero el cambio ya empezó.
El arte mexicano está encontrando en el blockchain un nuevo lienzo: intangible, sí, pero lleno de las mismas emociones, preguntas y pulsos que nos hacen crear.

Porque al final, la independencia artística no depende del medio, sino del fuego con el que se crea.

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