Más allá de Miss Universo: Tabasco también merece coronarse 

Las redes se incendiaron cuando la nueva Miss Universo México puso a Tabasco en el centro de la conversación nacional. Pero aquí viene lo importante: Tabasco no necesita una corona para recordarnos su poder artístico. El estado lleva décadas —siglos, incluso— generando arte, identidad y talento que hoy siguen pasando bajo el radar del país.

Si Miss Universo volvió la mirada del mundo hacia Tabasco… perfecto. Ahora es el momento de ampliarlo: hablar de los artistas, artesanos y creadores contemporáneos que llevan años construyendo una cultura visual única. Y que merecen tanta conversación como cualquier viral del momento.

Para entender por qué Tabasco inspira tanto, basta con mirar sus propios territorios. Cada rincón del estado es una pieza viva de su identidad. Estos lugares no solo son destinos, sino que también son fuentes directas de la estética tropical, ritual y profundamente cultural que define a Tabasco hoy.

El Parque-Museo La Venta es el corazón arqueológico y simbólico de Tabasco. Hogar de las icónicas cabezas colosales olmecas, combina selva, historia y arte antiguo en un mismo espacio. Entre senderos tropicales, esculturas monumentales y piezas rituales, este museo al aire libre revela la profundidad cultural que hoy inspira a artistas, artesanos y creadores tabasqueños.

Los Pantanos de Centla son uno de los humedales más importantes de América Latina: un laberinto de agua, manglares y vida silvestre donde el río y la selva se abrazan. Este santuario natural, único en México, es hogar de cocodrilos, garzas, jaguares y comunidades que viven en armonía con el agua. Su atmósfera húmeda, densa y verde es una de las grandes Maravillas Tabasqueñas y una fuente constante de inspiración para artistas y creadores del estado.

La Zona Arqueológica de Malpasito es uno de los tesoros menos conocidos de Tabasco. Ubicada entre selva y montañas, esta antigua ciudad zoque revela plazas, terrazas, petrograbados y estructuras ceremoniales que datan del periodo Clásico. Es un sitio íntimo, silencioso y poderoso, donde la piedra y la naturaleza conviven sin prisa. Malpasito es una de las Maravillas Tabasqueñas que conecta el presente con un pasado ritual que aún resuena en la cultura visual del estado.

Tapijulapa, “el pueblo blanco de Tabasco”, es uno de esos lugares donde el tiempo parece bajar el ritmo. Sus casas encaladas, techos de teja y calles empedradas se rodean de selva, ríos y niebla matinal. Considerado Pueblo Mágico, Tapijulapa mezcla tradición artesanal —muebles de bejuco, tejidos y piezas hechas a mano— con una belleza natural que inspira a fotógrafos, pintores y viajeros. Es una de las Maravillas Tabasqueñas que captura la esencia más tranquila y encantadora del estado.

Tamulté de las Sabanas es uno de los corazones artesanales del pueblo yokot’an en Tabasco. Sus artesanos trabajan la jícara, el bejuco, la palma y las fibras naturales con técnicas heredadas por generaciones. Cada pieza —canastos, jícaras talladas, petates, máscaras y objetos rituales— combina función y simbolismo, manteniendo viva una tradición que forma parte esencial de la identidad tabasqueña. Lo que se crea en Tamulté no es solo artesanía: es memoria, lengua, territorio y una estética profundamente ligada a la selva y los ríos del estado.

La Iglesia del Señor de Tila no está en Tabasco, sino en el norte de Chiapas; aun así, es un lugar profundamente conectado con la vida espiritual tabasqueña. Ubicada en lo alto del pueblo de Tila, esta iglesia del siglo XVI recibe miles de peregrinos cada año—muchos provenientes de municipios tabasqueños vecinos. Su devoción se ha extendido históricamente entre comunidades chontales y yokot’an, lo que hace que, aunque geográficamente chiapaneca, culturalmente sea un referente compartido. Por eso, en la conversación popular del sureste, la Iglesia del Señor de Tila aparece una y otra vez asociada a Tabasco: es parte de su imaginario espiritual,

Miss Universo encendió la conversación. Pero Tabasco —con sus pantanos, su arte chontal, sus ceramistas, su selva y su historia milenaria— lleva generaciones sosteniendo una estética única.

Porque Tabasco no se puso de moda: Tabasco siempre creó, siempre narró, siempre fue arte.

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