La creatividad como motor económico 

Durante años hablamos de la economía creativa como “el futuro”. En 2025 ya no es promesa: es infraestructura real. El arte, el diseño, la música, los oficios, la tecnología creativa y todo lo que sucede alrededor de ellos se convirtieron en un motor económico que México no puede seguir subestimando. 

No es un discurso aspiracional; son datos y comportamiento cultural. 

La economía creativa ya supera a varias industrias tradicionales 

Según proyecciones globales para 2025, las industrias creativas representaron alrededor del 5% al 7% del PIB en países con ecosistemas culturales robustos. México aún no está en ese rango, pero se mueve hacia allá: 

  • Creció el consumo de arte y diseño independiente. 

  • Se incrementó la inversión privada en experiencias culturales. 

  • Aumentaron los programas públicos y privados que apuestan por regeneración urbana a través del arte. 

Las ciudades que entendieron esto —CDMX, Guadalajara, Monterrey— atraen turismo cultural, activaciones, ferias y colaboraciones con marcas internacionales. El dinero sigue a la cultura. 

Las marcas cambiaron su forma de relacionarse con el arte 

2025 confirmó un shift clave: las marcas ya no buscan “decoración”, buscan valor cultural
Colaboraciones más estratégicas, procesos más profesionales y una demanda clara: artistas capaces de construir narrativas, comunidades y experiencias. 

El arte dejó de ser un complemento estético para convertirse en una herramienta real de diferenciación, posicionamiento y credibilidad. 
Quien entendió esto ganó mercado. Quien lo ignoró, se quedó en campañas huecas. 

El público joven mueve dinero… cuando la propuesta conecta 

La generación de 20 a 35 años está dispuesta a pagar por: 

  • Experiencias culturales auténticas.

  • Piezas de arte accesibles.

  • Obra con narrativa.

  • Productos con vínculo emocional o territorial.

Lo que no quieren: arte desconectado, elitista o vacío. 

En 2025, los creadores que trabajaron desde su identidad, su territorio y su comunidad vendieron más que aquellos que intentaron replicar estéticas genéricas. La autenticidad dejó de ser discurso; se volvió un factor económico. 

Profesionalizarse ya no es opcional para los artistas 

2025 dejó algo muy claro: 
El talento sin una estructura financiera, legal o estratégica no escala

Los artistas que avanzaron este año fueron los que: 

  • Desarrollaron modelos de ingresos diversificados.

  • Entendieron contratos.

  • Aprendieron a licenciar obra.

  • Construyeron comunidad.

  • Colaboraron con instituciones.

El mito del artista aislado se rompió. Hoy, crecer implica equipo, redes, aliados, producción y visión a largo plazo. 

El arte como regeneración urbana también mueve economía 

Murales, intervenciones, festivales y espacios creativos transformaron zonas completas en 2025. 
Esto no fue solo estético: 

  • Aumentó el flujo peatonal.

  • Creció el consumo local.

  • Se activaron negocios.

  • Se atrajo turismo.

El arte como política pública deja claro que embellecer no es el objetivo: reactivar es la consecuencia. 

Hacia 2026: de la inspiración a la infraestructura 

Si 2025 fue el año de visibilizar el impacto económico de la creatividad, 2026 será el de consolidarlo. 
Los retos están claros: 

  • Modelos sostenibles para artistas.

  • Educación cultural accesible.

  • Financiamiento inteligente.

  • Colaboración público-privada.

  • Espacios que funcionen como ecosistemas, no solo como galerías.

México tiene talento, identidad y demanda. Lo que falta es convertir todo eso en estructura. 

Nuestra labor no es solo visibilizar artistas. 
Es construir el puente entre creatividad, sostenibilidad y valor económico. 
Acompañar, profesionalizar, conectar, y demostrar con hechos lo que 2025 dejó clarísimo: 

La creatividad no es un adorno. Es un motor económico. Y México tiene todo para liderar su siguiente etapa. 

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