La Catrina y la pintura: del grabado al ícono del arte mexicano
Cuando pensamos en el Día de Muertos, hay una imagen que trasciende el altar, el papel picado y las flores de cempasúchil: la Catrina. Elegante, con sombrero de plumas y aires de alta sociedad, esta figura no nació como un disfraz festivo, sino como una crítica social. Su historia está íntimamente ligada a la pintura y al arte mexicano, convirtiéndose en un puente entre la tradición popular y la alta cultura artística.
La Catrina por Jose Guadalupe Posada
El origen: José Guadalupe Posada y la Calavera Garbancera
A finales del siglo XIX, el grabador José Guadalupe Posada creó una ilustración que satirizaba a quienes renegaban de sus raíces indígenas para imitar la moda europea. La bautizó “Calavera Garbancera” y la representó como un esqueleto con sombrero afrancesado, desnuda y sin ropa. Su mensaje era directo: de nada servía aparentar riqueza si, al final, todos somos iguales frente a la muerte.
El salto al muralismo: Diego Rivera la bautiza como “Catrina”
Aunque Posada fue el creador, sería Diego Rivera quien inmortalizaría a la calavera en la pintura. En su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947), Rivera la representó vestida con elegancia y la llamó “La Catrina”, un término popular que en la época se usaba para referirse a las personas adineradas y de buen vestir. En la obra, aparece tomada del brazo del propio Posada, junto a personajes históricos como Frida Kahlo y el mismo Rivera de niño.
Mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947), Diego Rivera.
De crítica social a símbolo cultural
Lo que inició como un comentario mordaz sobre la desigualdad social, con el tiempo se transformó en uno de los símbolos más reconocibles de la mexicanidad. La Catrina pasó de los grabados en blanco y negro a los murales llenos de color, y más tarde a ser reinterpretada en múltiples expresiones artísticas: pintura contemporánea, escultura, moda, ilustración y arte digital.
La Catrina en la pintura contemporánea
Hoy, artistas plásticos continúan reinventando la figura de la Catrina. Sus trazos se llenan de flores, colores vibrantes y elementos híbridos que mezclan tradición con modernidad. En galerías y murales urbanos, la vemos reinterpretada como símbolo de identidad, resistencia y celebración de la vida.
Más que un personaje, una metáfora
La Catrina no es solo una calavera elegante. Es una metáfora que recuerda la igualdad en la muerte, la ironía de las apariencias y, al mismo tiempo, la vitalidad de la cultura mexicana que encuentra en la pintura un lienzo infinito para reinventarla.